- Reducir a tres cursos la educación secundaria frente a los cuatro cursos actuales. No obstante mantiene la escolaridad obligatoria hasta los 16 años como hasta ahora. Es decir, acabamos secundaria en 3º de la ESO, si todo ha ido normalmente y sin repetir con 15 años, pero nos queda uno más por cursar obligatoriamente.
- Establecer un bachiller de tres años ya que el actual, con dos cursos, lo considera demasiado corto.
- Será obligatorio estudiar primero de bachiller o Formación profesional de grado medio, así es como mantiene la escolaridad obligatoria hasta los 16 años.
La diferencia será que los alumnos deberán elegir a los 15 años que camino tomar. Esta medida ha sido criticada por varios sindicatos y la mayor asociación de padres y madres, CEAPA. Estas organizaciones acusan a la medida de segregar y de ser un maquillaje para las cifras de abandono escolar.
Es curioso, además, que la educación obligatoria no coincide con el final de ninguna etapa educativa al contrario de lo que ahora ocurre a los 16 años con la ESO. Parece que queda un curso suelto por ahí que debemos rellenar. ¿ Qué sentido tiene para un alumno o alumna cursar únicamente este primero de bachiller en el caso de elegir esa opción?
- Eliminación de Educación para la ciudadanía al considerarla una materia polémica, hecho que el ministro justificó basándose en unas citas que no pertenecían a ningún libro de texto. Esta materia será sustituida por otra menos controvertida.
- Fomentará la enseñanza bilingüe en inglés desde educación infantil, procurando aunar criterios entre las diferentes comunidades autónomas.
Con el tiempo iremos conociendo más detalles de esta reforma y veremos como se lleva a cabo, sus plazos y sus consecuencias. De momento, parece que el ansiado pacto de estado en educación que la sociedad reclama no va a llegar.
