Hoy 25 de noviembre es el Día Internacional contra la violencia hacia las mujeres, uno de los mayores problemas a los que se enfrenta nuestra sociedad, con 39 víctimas mortales y más de 70.000 denuncias en lo que va de año. Todo ello según datos oficiales del Ministerio.
Por ello considero que, además de trabajar con las víctimas, es importantísimo y necesario trabajar la prevención desde una perspectiva educativa.
De las 39 mujeres asesinadas por violencia de género en 2016, una de ellas era menor de 20 años y cuatro más tenían menos de 30 años. Pero al hablar de violencia de género no sólo nos referimos a las víctimas mortales o a la agresión física.
El estudio "Percepción de la violencia de género en la adolescencia y juventud", de 2015, trabaja con personas de edades comprendidas entre los 15 y 29 años y aporta unas cifras alarmantes en determinados aspectos.
Este estudio afirma que el 96% de mujeres y 92% de hombres están en contra de la violencia de género, pero no todas las formas de violencia de género se rechazan de igual manera. La violencia física es rechazada muy ampliamente, seguida de la violencia verbal, ambas por encima del 90%. Sin embargo si nos trasladamos a la violencia de control, el rechazo entre jóevenes y adolescentes se reduce hasta el 63%. Esto significa que una de cada tres personas encuestadas consideraría aceptable controlar con quien sale o no sale su pareja, permitir o impedir que la pareja trabaje, etc.
Sin embargo, no todo es negativo en el estudio. Según los datos aportados por el mismo, la mayoría de jóvenes conoce la ley contra la violencia de género, recuerda alguna de las campañas de sensibilización o el número 016 de atención a las víctimas.
Los datos demuestran que es necesario trabajar la prevención de la violencia de género desde el ámbito educativo formal y no formal en un proceso continuo que comience a edades tempranas e incidir especialmente durante la adolescencia.
Del anterior estudio se desprende también que muchos de los jóvenes encuestados reproducen estereotipos sobre las víctimas (son víctimas porque lo consienten, por ejemplo) o sobre los agresores (son extranjeros, tienen enfermedad mental...), por ello es necesario trabajar de una manera educativa este asunto.
Como hemos comentado anteriormente, la violencia de control está más tolerada socialmente entre los jóvenes y adolescentes. Así asumen algunos comportamientos como la vigilancia de los mensajes del móvil, el control de amistades o vestimenta, etc.
Considero que el educador y educadora social, desde sus ámbitos de intervención tiene un papel fundamental en el desarrollo de esta tarea preventiva.
Desde entidades y asociaciones dirigidas específicamente al área de la violencia de de género, por supuesto. Pero no sólo eso, sino que de manera transversal puede integrarse en diferentes proyectos y programas que se desarrollen con niños y niñas, adolescentes, adultos y personas mayores.
Para realizar esta labor no vale todo, es necesaria una formación previa de los y las profesionales de la educación social en igualdad de género para conocer de fondo el problema y las posibles estrategias de intervención. Desde el Ministerio de Igualdad se ponen a disposición de la personas que trabajamos en el ámbito educativo una serie de recursos para la intervención y el conocimiento del tema.
No obstante, es necesario que desde las administraciones públicas a todos los niveles se pongan en marcha los recursos económicos para tratar este problema con la importancia que merece.
Por ello considero que, además de trabajar con las víctimas, es importantísimo y necesario trabajar la prevención desde una perspectiva educativa.
Jóvenes y violencia de género
De las 39 mujeres asesinadas por violencia de género en 2016, una de ellas era menor de 20 años y cuatro más tenían menos de 30 años. Pero al hablar de violencia de género no sólo nos referimos a las víctimas mortales o a la agresión física.
El estudio "Percepción de la violencia de género en la adolescencia y juventud", de 2015, trabaja con personas de edades comprendidas entre los 15 y 29 años y aporta unas cifras alarmantes en determinados aspectos.
Este estudio afirma que el 96% de mujeres y 92% de hombres están en contra de la violencia de género, pero no todas las formas de violencia de género se rechazan de igual manera. La violencia física es rechazada muy ampliamente, seguida de la violencia verbal, ambas por encima del 90%. Sin embargo si nos trasladamos a la violencia de control, el rechazo entre jóevenes y adolescentes se reduce hasta el 63%. Esto significa que una de cada tres personas encuestadas consideraría aceptable controlar con quien sale o no sale su pareja, permitir o impedir que la pareja trabaje, etc.
Sin embargo, no todo es negativo en el estudio. Según los datos aportados por el mismo, la mayoría de jóvenes conoce la ley contra la violencia de género, recuerda alguna de las campañas de sensibilización o el número 016 de atención a las víctimas.
Actuar desde la educación
Los datos demuestran que es necesario trabajar la prevención de la violencia de género desde el ámbito educativo formal y no formal en un proceso continuo que comience a edades tempranas e incidir especialmente durante la adolescencia.
Contra los estereotipos
Del anterior estudio se desprende también que muchos de los jóvenes encuestados reproducen estereotipos sobre las víctimas (son víctimas porque lo consienten, por ejemplo) o sobre los agresores (son extranjeros, tienen enfermedad mental...), por ello es necesario trabajar de una manera educativa este asunto.
Contra la violencia de control
Como hemos comentado anteriormente, la violencia de control está más tolerada socialmente entre los jóvenes y adolescentes. Así asumen algunos comportamientos como la vigilancia de los mensajes del móvil, el control de amistades o vestimenta, etc.
El papel del educador y educadora social
Considero que el educador y educadora social, desde sus ámbitos de intervención tiene un papel fundamental en el desarrollo de esta tarea preventiva.
Desde entidades y asociaciones dirigidas específicamente al área de la violencia de de género, por supuesto. Pero no sólo eso, sino que de manera transversal puede integrarse en diferentes proyectos y programas que se desarrollen con niños y niñas, adolescentes, adultos y personas mayores.
Para realizar esta labor no vale todo, es necesaria una formación previa de los y las profesionales de la educación social en igualdad de género para conocer de fondo el problema y las posibles estrategias de intervención. Desde el Ministerio de Igualdad se ponen a disposición de la personas que trabajamos en el ámbito educativo una serie de recursos para la intervención y el conocimiento del tema.
No obstante, es necesario que desde las administraciones públicas a todos los niveles se pongan en marcha los recursos económicos para tratar este problema con la importancia que merece.
Pienso que la violencia de género es un problema actual que siempre se ha dado en nuestra sociedad. Existen límites que se traspasan y de ahí a que se permita una agresión verbal que dará paso a la agresión física.
ResponderEliminarLos problemas laborales, familiares, los malos ambientes son una de las bases para que se dé el maltrato. A mi parecer, hay que partir de que estamos en una sociedad patriarcal, en donde los hombres se consideran que están al frente de todo y esto sucede en todos los ámbitos sociales.
En mi opinión, creo que como futuros educadores debemos intervenir sobre esta problemática a través de la realización de campañas de sensibilización en aulas de colegios, empresas; con más medios económicos para aquellas mujeres que sufren violencia de género; concienciando a las empresas para que igualen los salarios, dando acceso a las mujeres a puestos de trabajo de más responsabilidad, así como, modificando estas relaciones en todos los ámbitos sociales.
Pienso que la violencia de género es un problema actual que siempre se ha dado en nuestra sociedad. Existen límites que se traspasan y de ahí a que se permita una agresión verbal que dará paso a la agresión física.
ResponderEliminarLos problemas laborales, familiares, los malos ambientes son una de las bases para que se dé el maltrato. A mi parecer, hay que partir de que estamos en una sociedad patriarcal, en donde los hombres se consideran que están al frente de todo y esto sucede en todos los ámbitos sociales.
En mi opinión, creo que como futuros educadores debemos intervenir sobre esta problemática a través de la realización de campañas de sensibilización en aulas de colegios, empresas; con más medios económicos para aquellas mujeres que sufren violencia de género; concienciando a las empresas para que igualen los salarios, dando acceso a las mujeres a puestos de trabajo de más responsabilidad, así como, modificando estas relaciones en todos los ámbitos sociales.